Krume Backer ha logrado colarse entre mis favoritos por su novedoso concepto que ofrece pan de masa madre, dulces y una buena barra de café
Todo empezó en casa de Naty Salzmann, una austriaca que llegó a Panamá para quedarse. Su intención era convertirse en entrenadora de esquí, pero terminó siendo propietaria de Krume Backer, la panadería artesanal que fundó junto a su esposo y que ha dado mucho de qué hablar en poco menos de un año.
La razón es sencilla. En Krume han sabido darle forma a una propuesta bien definida que se diferencia por su concepto: panes hechos con masa madre, sin preservantes ni aditivos químicos, un menú con opciones veganas, una buena barra de café panameño y más recientemente, una línea de dulces austriacos que no había probado antes.
Naty explica que el pan de masa madre o sourdough requiere más tiempo de preparación, solo utilizan agua y harina. No agregan levadura para acelerar el proceso, la fermentación ocurre de manera natural, dando como resultado un pan sin gluten más fácil de digerir por el organismo. Hay una masa madre para todo: una para los dulces, una de chocolate a base de cacao proveniente de la región de Bocas del Toro, una de centeno y otra para el resto de los panes que ofrecen.
Parte de la filosofía es crear un producto orgánico y educar al consumidor para que aprenda a identificar un pan de masa madre a través de su olor, sabor y apariencia.
Esto es lo que tienes que probar:
En Krume hacen pan todos los días. Lo encuentras recién horneado en la vitrina apenas entras al local. Lo más recomendable es llegar temprano porque se vende muy rápido. Otra opción es ordenar online. Hay más de diez tipos de panes, el más vendido es el country loaf ($8.50). Si quieres probarlo antes te recomiendo pedir el Krume Platter Sweet del menú ($11.50), trae tres rebanadas y spreads de nueces con avellanas, mantequilla plant based y mermelada de frutos rojos. Si prefieres untables salados puedes ordenar el Krume Platter Savory.
Para desayunar están las tostas de salmón con huevos, servida en pan rústico ($11) o la de zapallo con salvia en pan country loaf ($9), una de las más pedidas. Mis preferidos son los panqués de sourdough estilo austriaco con mermelada de frutos rojos y brotes de albahaca ($6), en el menú aparecen como Kaiserschmarrn.
Otras opciones para almorzar o merendar son las ensaladas, sopas y emparedados, el grilled cheese es muy rico. Pero si hay algo que no puedes dejar de probar cuando vayas a Krume, además de los panes, son los pastries hechos con masa madre. No todos están disponibles a diario, así que toma nota: Cardamomo bun: un rollo delicioso doblado a mano y muy aromático ($5.00) ideal para acompañar con café. Lo preparan los miércoles, viernes, sábados y domingos. Es un must.
Otro infaltable es el Lavendel Knoten relleno de almendras y glasé de limón con lavanda ($4.50), lo sirven coronado con ralladura de limón y semillas de lavanda, disponible los martes, viernes y sábados. Termino mi top 3 con mi nuevo favorito que entró hace poco en el menú: el Nusskipferl ($4.50), una media luna deliciosa con un relleno suave y húmedo de nueces y avellanas orgánicas y un toque de ron austriaco con notas a madera. El Nusskipferl es muy tradicional en la panadería austriaca desde hace siglos y es uno de los predecesores del croissant.
Todo en Krume está muy bien pensado, desde su diseño interior elegante y minimalista, hasta la confección de sus dulces, delicados y laboriosos. Solo puedo decirles que no hay otro lugar en la ciudad como éste.
Krume Backer
Dirección: Plaza Corner 68, calle 68. San Francisco. Horario: martes a sábado de 9:00 am a 6:00 pm/Domingos: de 9:00 am a 4:00 pm. Lunes: cerrados.
IG: @KrumeBacker.
Web: www.Krumebacker.com
Para conocer más sobre la historia de Naty Salzmann, mira el documental A Baker’s Journey.