24 horas en Boquete

Viajamos a la tierra del café para celebrar el lanzamiento de la nueva cafetera Oster, rodeados de montañas y senderos ecológicos

Este contenido es patrocinado por Oster

A mil setecientos metros de altura, subiendo por una colina empinada, está Finca Lérida, un lugar que guarda más de un siglo de historia cultivando café de especialidad panameño y también uno de los primeros en exportarlo a Europa a principios del siglo XIX.

Son las nueve de la mañana y estamos en Boquete, donde se respira café en cada rincón. Para llegar tomamos un avión de ciudad de Panamá a David, la capital de la provincia de Chiriquí, de allí el camino sigue en auto por poco más de una hora hasta llegar al pueblo.

En Finca Lérida nos recibe Juan Sebastián Hernández, barista, tostador y catador de café, encargado de la barra del restaurante del hotel. Nos espera una mesa en la terraza para disfrutar del clima agradable de Boquete con su característico bajareque, esa lluvia que no cesa y cae pequeñita sobre las hojas de los árboles.

Hernández está listo para hacer lo que mejor sabe: preparar café, pero esta vez lo hará en la nueva cafetera para espresso Oster Perfect Brew, el más reciente lanzamiento de la marca.

Oster tiene una línea de nueve cafeteras, una para cada necesidad. La Perfect Brew tiene un molino integrado para moler los granos de café al momento, solo basta con presionar un botón. El molinillo tiene hasta 30 configuraciones de molienda para adaptarse al gusto de los más cafeteros. También incluye un sistema de control inteligente de temperatura y un tubo de vapor que produce leche espumosa para lattes y capuccinos, entre otras tantas especificaciones que la convierten en una cafetera de última tecnología.

Primero tomamos un espresso hecho con café catuai, uno de los varietales que se cultiva en la finca. Luego otro preparado con café Geisha, el más cotizado en los mercados internacionales por sus suaves notas a cereza y jazmín que atraen a los asiáticos.

Un buen espresso debe estar balanceado entre dulce, amargo y acidez, explica Hernández, la crema que aparece en la superficie debe recuperar su forma una vez se rompa al contacto con la cucharilla, de lo contrario no está bien extraído.

A las 12 y media terminamos el brunch y salimos del restaurante para conocer las plantaciones de la finca y todo el proceso que conlleva la cosecha del café. Alrededor de 50 hectáreas están cubiertas de cafetales que crecen en microclimas con las condiciones ideales, temperatura, altura y ricos suelos volcánicos, que hacen del grano uno muy especial.

Tuvimos la oportunidad de probar la cereza del café directamente de la planta y continuar el camino por los senderos de la finca, rodeados de vegetación y hermosos paisajes.

A las 7:00 pm nos reunimos para compartir una copa de vino y cenar. Las noches en Finca Lérida son frías pero no dejan de ser encantadoras, sobre todo desde la hamaca que está colgada en el vestíbulo de la habitación. Ni hablar del amanecer del siguiente día. Vale la pena apreciarlo en silencio para distinguir sus colores y guardarlos en la memoria. ¡Qué lindo es Boquete!